La vuelta al mundo en 80 días

Una de las cosas más agradables de tener hijos es que te dan una segunda oportunidad de vivir (más bien revivir) tu propia infancia y de paso de intentar entender lo que no te quedó muy claro en su momento. Voy a dedicar este post a explicar uno de esos pequeños misterios, en concreto por qué Willy Fog (Phileas Fogg en la novela original de Julio Verne) pudo ganar la apuesta de la vuelta alrededor del mundo pese a llegar a Londres con un día de retraso (según sus cálculos).

Repasando la historia de la obra, que se publicó por entregas en el diario Le Temps a lo largo del año 1872, podemos averiguar que Julio Verne tuvo en la cabeza esta “sorpresa final” antes de la propia redacción del texto.

Una de las primeras ediciones de La Vuelta al Mundo en 80 días (edición Hetzel)

¿Pero por qué sucede esto? ¿Por qué dispone Willy Fog de un día “extra” al haber avanzado siempre hacia el Este? Pienso que no es difícil de entender si consideramos el avance del protagonista en relación al sol. 

En efecto, al avanzar en dirección contraria al movimiento (relativo) del sol lo que realmente está sucediendo es que sus días se están acortando. Si hacemos el cálculo podemos comprobar que su propio avance acorta cada día en 18 minutos de media (24 horas para 80 días en total). Es por ese motivo que Willy Fog dispuso en realidad de 81 “días” para completar el reto. Si imaginamos que Willy Fog hubiera avanzado en dirección contraria entonces habría tenido exactamente el mismo tiempo para completar la apuesta, pero en 79 días de una duración aproximada de 24 horas y 18 minutos.

Le Tour du Monde en 80 jours – edición EPM Jeunesse

Probablemente con esta velocidad de avance tan reducida no se está entendiendo muy bien. Así que vamos a imaginar que Willy Fog pudiera en realidad avanzar a la misma velocidad del sol. Entonces está claro que podría dar la vuelta al mundo en 24 horas. En tiempos de Willy Fog está claro que no era posible pero a día de hoy no sería algo insólito, si hacéis los cálculos serían unos 1.667 km/h en el Ecuador y unos 1.040 km/h a la latitud de Londres, velocidad muy parecida a la que alcanza un reactor comercial. El caso es que en esa situación y considerando un avance hacia el oeste el sol siempre estaría en la misma posición para el viajero, es decir, daría la vuelta al mundo en un solo día pero sin percibir un movimiento del sol (por ejemplo nunca se haría de noche desde el punto de vista del viajero). Pero eso no quiere decir que el tiempo en realidad no transcurra, un observador estático en Londres lógicamente percibiría el movimiento del sol completo en esas mismas 24 horas. Esa misma situación se puede vivir a día de hoy en los vuelos transatlánticos hacia América, la hora local de llegada del avión bien puede coincidir con la hora de salida desde Europa. Ese tiempo ha existido, pero no se percibe de la misma forma porque se ha avanzado siguiendo el movimiento del sol a su misma velocidad.

Si en cambio el viajero avanzara hacia el Este (como hizo Willy Fog) a esa velocidad percibiría dos anocheceres a lo largo de las mismas 24 horas. Desde su punto de vista habrían transcurrido por tanto dos días (pero de  únicamente 12 horas cada uno) en ese viaje.

No hay por tanto mayor misterio, avanzar en sentido contrario al sol es la clave para disponer de un día “extra” a la hora de completar la apuesta. Willy Fog habría dispuesto exactamente del mismo tiempo para llevar a cabo su reto si hubiera partido en dirección contraria (hacia América).

Protagonistas de La Vuelta al Mundo de Willy Fog (BRB Internacional S.A.)

Pensándolo un poco me parece que la situación que se describe en la novela no es muy creíble, a lo largo del viaje Willy Fog va adelantando el reloj para adaptarse a la hora local en su avance hacia el este, pero sin atrasar la fecha en ningún momento. Así que de esa manera “pierde” 24 horas en el viaje completo, ya que las horas que va adelantando al reloj no las recupera en ningún momento. El concepto de la línea de cambio de fecha es muy anterior a la publicación de esta historia, puesto que ya fue propuesto por Nicolás Bergier en 1612, aunque es cierto que la línea internacional del cambio de fecha no se estableció oficialmente hasta 1884 (doce años después de la publicación del relato). Aún así pienso que a lo largo del viaje por el continente americano Willy Fog forzosamente se tendría que haber dado cuenta de que la fecha real no coincidía con la que él tenía en la cabeza, sobre todo para alguien obsesionado con el tiempo como nuestro protagonista. Eso no quita para que la obra siga siendo a día de hoy una de las mejores novelas de aventuras de la historia.

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